Hoy es el Día Mundial de la poesía, y la protagonista de esta celebración en el blog, no puede ser otra que la irrepetible y genial Gloria Fuertes. Por cierto, este año también celebramos su centenario y a Gloria se le hacen merecidos homenajes y se la recuerda, después de tanto tiempo en el que ha permanecido un poquito olvidada.
De pequeñita me fascinaba, me parecía el hada buena y bonachona, esa que sabe contar cuentos muy bien, como nadie.
Sus poemas de rima facilona y su universo sencillo, dulce y optimista, tan cercano a los niños, me encantaban. Con ella, muchos niños aprendimos a amar la literatura.
Detrás de esa Gloria, indispensable en cualquier programa infantil de mi generación, se esconde una estupenda escritora.
Cuentan que tenía una espinita clavada; no se conocían sus poemas para adultos. Unos poemas que emocionan y conmueven por su enorme sinceridad, siempre valientes y expresivos.
Me gusta también esa otra Gloria,mujer fuerte, de firmes convicciones y, sobre todo, moderna, muy moderna para los tiempos tremendamente difíciles que le toco vivir; una Guerra Civil y una posguerra, donde una mujer soltera, poco convencional e independiente era silenciada. Ella sabía esquivar la censura con mucho sentido del humor.
Su voz es original, personal y libre. Gloria, natural y cercana, como una niña grande.
La «poeta de guardia», como le gustaba definirse, que quería llegar a todos, ser útil y necesaria.
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.